viernes, 9 de mayo de 2014

¿Jugamos?

    Tal como dice el título de la entrada, hoy, os voy a proponer un juego muy relacionado con el "Viernes de cita".

    Hoy, vamos a jugar al "Verdad o mentira". Os voy a contar 5 cosas que me han pasado y, vosotros, tenéis que adivinar si son verdad o mentira. Con lo que os he ido contando estos días, deberías calarme enseguida. Hoy, os voy a poner a prueba. La solución la daré al final de la publicación del próximo viernes. ¿Os apuntáis a jugar? Sólo tenéis que dejarme vuestra solución en los comentarios.



1

Hace un par de veranos, mientras jugaba con otras personas y hacíamos el idiota con mangueras, cubos llenos de agua helada, globos y un largo etcétera de objetos llenos de agua, una de esas personas, me dio un cabezazo y me rompió la nariz, pero no me enteré que estaba rota hasta esa misma tarde. ¿Verdad o mentira?

2

Cuando era pequeña, debería tener entre 10 y 11 años, en el colegio, después de la clase de educación física, nos mandaron al vestuario para que nos ducháramos y nos cambiáramos la ropa sudada. Todas las chicas estábamos cambiándonos y, los chicos, que siempre iban más rápido, se dedicaron a pegarle pelotazos a la puerta del vestuario para abrirla. Cada vez que la abrían, me tocaba a mí ir a cerrarla. Cuando ya la había cerrado cinco o seis veces me harté y, la siguiente vez que la abrieron, salí cabreada, les dije que pararan y cerré la puerta de un portazo con tan mala suerte que, con el portazo, se cayo el techo del lavabo, mientras una de mis compañeras de clase estaba haciendo pipí. Con el susto encima, fuimos a buscar al director y le dijimos que había sido el viento. ¿Verdad o mentira?

3

 Mi abuela siempre ha tenido animales en casa. Ha tenido gatos, perros, gallinas, pollos, ocas, conejos... De pequeñíta, cada tarde, al salir del colegio iba a su casa y, lo primero que hacía era ir a ver a los animales. Yo, que era una niña inocente, a la que le encantaban los dulces, fuí donde estaban los conejos y, pensando que eran congitos, cojía sus caquitas y me las comía. Pero no contenta con eso, después, iba donde tenía las galletitas de los perros y, le metía mano al bote hasta que me hartaba de comer. El día que se dio cuenta, en vez de reñirme o decirme lo que me estaba comiendo, le entró tal ataque de risa que no pudo hacer nada más que contárselo a toda la familia en la siguiente comida familiar. ¿Verdad o mentira?

4

De todos es sabido, que hace más de diez años que hago teatro. Cuando haces teatro, nunca sabes lo que va a pasar en cada función. No hay ninguna igual, todas son diferentes. A mí, siempre me ha dado miedo que, en medio de una función, se caiga un foco. Es muy difícil pero puede pasar. Pero lo que me pasó en una de las peores funciones de mi vida, fue mucho peor. Hace unos 4 años, me apunté a un proyecto de teatro de objetos que se hacía en mi ciudad. Inocente de mí, no sabía lo que el destino me tenía preparado. Siete meses después de empezar el proyecto, empezaron las funciones. yo, tenía un monólogo que cerraba la obra. Era un monólogo muy profundo y, la verdad, muy complicado. Algo tenía que imaginarme cuando, en las tres primeras funciones, siempre me quedaba en blanco en la misma parte del monólogo, porqué, a parte de que el texto era complicado, tenía que desplazarme por el borde del escenario, haciendo equilibrios como si fuera un niño jugando a no caerse del bordillo de la acera  y, como sólo tenía un foco tenue que me enfocaba, estaba más atenta vigilando no caerme que por todo lo demás. Un día, temiendo quedarme en blanco durante el monólogo, decidí centrarme mucho más en el texto. Ese día lo peté. Lo peté tanto que fuí la más aplaudida, pero no por no haberme quedado en blanco y recitar todo el texto (que lo dije todo y sin equivocarme), sino porqué me metí el hostión del año. Estaba tan concentrada en el texto que, no ví que se me acababa el suelo y, cuando me dí cuenta, estaba a los pies del público, roja como un tomate. Pero yo, como una profesional, depués de oír el grito del público, me levanté y continué el monólogo. Cuando saludamos y salí yo, todo el mundo se puso en pie aplaudiendo como si no hubiese un mañana. Como ya he dicho, fui la más aplaudida, pero la que terminó con un pedazo de moratón en el culo y media espalda durante más de dos semanas. Eso si, nunca más me quede en blanco en ese monólogo. ¿Verdad o mentira?

5

Cuando era pequeña, según me han contado mis padres, era una niña con mucha imaginación a la que le encantaba pasarse el día leyendo y jugando. Se ve, yo no me acuerdo de nada, que cuando tenía unos 4 o 5 años,  me inventé una amiga imaginaria con la que iba a todas partes. Jugaba con ella, leía con ella, comía con ella, hablaba con ella... Era tan grande la relación que establecí con esa amiga imaginaria que, a mi madre, empezó a darle miedo verme jugando, hablando o haciendo cualquier cosa con mi amiga imaginaria. Según me han contado mis padres, mi amiga imaginaria estuvo conmigo durante más de un año. ¿Verdad o mentira?




Ahora te toca a ti decidir que es verdad y que es mentira. Recuerda que el próximo viernes publicaré las respuestas.



Muchas gracias por leerme. Sentíos libres de comentar todo cuanto os venga en gana.

Sed felices!!!



No hay comentarios:

Publicar un comentario