lunes, 19 de enero de 2015

Lo que tienes de guapo, lo tienes de gilipollas

    Y es que, tal como dice mi madre, "con la guapura no se come".

    El otro día, estaba yo tranquilamente de paseo cuando, de repente, oí a unas chicas hablando de su aspecto físico. Vergüenza ajena se queda corto para describir lo que sentí en ese momento. Vale que las chicas no deberían tener más de 15 o 16 años, pero hemos llegado a un nivel de estupidez muy difícil de superar, aunque no imposible y eso me preocupa.

    Os pongo en situación. Estaba yo andando tranquilamente con mis amigos, cuando de repente, de una calle lateral, aparece un grupito de una cuatro o cinco chicas adolescentes perdidas todas, delgadas a lo modelo que pasa hambre, vestidas con aires de mujer de poca moral y con unos sujetadores que, por ese tamaño irreal e exageradamente voluptuoso a su edad, deberían ir rellenos de calcetines. Estoy segura que, en esos sujetadores podrían esconder, y perdonad si suena racista porque no es la intención, una decena de inmigrantes sin papeles que podrían cruzar cualquier frontera con un nivel altísimo de seguridad sin ser vistos ni detectados. Pero a lo que iba. Estaba yo tan tranquila paseando con mis amigos cuando, de repente, aparecieron estos especímenes humanos y se nos pusieron delante. Nosotros, sin querer ser participes de su conversación, no pudimos evitar escuchar todo lo que decían, porque se ve que a esa edad no se sabe utilizar un tono de voz moderado y hablas gritando, porque tienes la necesidad de que todo el mundo escuche lo que tienes que decir, porque es de vital importancia para la especie humana y la supervivencia de ésta en el universo.

    Total, que estábamos andando por la calle cuando nos vimos forzados a escuchar toda la conversación de un grupo de niñas adolescentes hormonadas hasta las cejas. Al principio su conversación tenia un nivel de estupidez medio pero, sin saber como, y aún no entiendo como enlazaron los temas, el nivel de estupidez de su conversación tocó fondo. El nivel de estupidez cogió una excavadora y empezó a agujerear el suelo para ir bajando, bajando y bajando, hasta niveles inimaginables y se pusieron a hablar del aspecto físico de la gente. Y, evidentemente, mientras hablaban de eso, no podían faltar las críticas más insustanciales y con más mala leche que podían hacer hacia la gente con la que se cruzaban y, como no podía ser menos, hacia esas compañeras de clase que, por culpa de niñatas como estas, suelen tener una vida social más complicada de lo que debería ser.

    Entre algunos de esos comentarios, algunos del nivel "Es que claro, mírame, estoy súper gorda!", comentario dicho por una niña que debería medir un metro sesenta y, como mucho, debería pesar unos 40-45 kg. Y, acompañando a este comentario, no podía faltar el gesto de intentar agarrarse unos michelines imaginarios. Pero, si esas sabías palabras hubiesen terminado aquí, hoy no estaría hablando de esto. Después de esos comentarios criticando su gran cantidad de michelines imaginarios, empezaron a hablar de las personas con tallas reales. de chicas que usan tallas comprendidas entre las 40 y la 44, chicas que, una persona normal, no ve como monstruos, sino como lo que son, chicas normales, chicas reales, chicas con sus curvas, chicas a las que no les sobra peso y, si les sobra, sólo son unos poquitos quilos insignificantes. Pero esas pequeñas adolescentes sin cerebro las describían como como "ballenas", "orcas", "focas", "zampabollos" y una infinidad de adjetivos que me da asco reproducir. Y lo peor es que no pararon ahí, sino que, por el sólo hecho de no usar una talla 34 o 36, ya se convertían en personas horribles, feas, con las que nadie, ni chico ni chica, quiere estar, ni siquiera acercarse. Una de ellas se atrevió a describirlas como "chicas anti-estéticas" que acabarían solas, sin nadie que las quisiera y, literalmente dijo, que acabarían convirtiéndose en la vieja de los gatos. Después de esta exquisitez de estupidez, sus compañeros estallaron en risas dándole la razón.

    Fue en ese momento cuando algo dentro de mí se encendió y me entraron unas ganas irrefrenables de acercarme a ellas y contarles lo gilipollas que eran, que su cerebro no daba para más que para permitirles respirar. Decirles que, por culpa de petardas como ellas, muchas chicas con una autoestima baja acaban enfermando y, muchas de ellas no se recuperan jamás, Decirles lo crueles y estúpidas que eran y soltarles esa frase que siempre me dice mi madre "con la guapura no se come", seguida de un "lo que tienes de guapa, lo tienes de gilipollas".

    Pero no lo hice porque, igual que se pusieron en nuestro camino, de repente tomaron otra calle y las perdí de vista. Así que espero que, algún día, puedan leer esto o que alguien les diga lo estúpidas que son por creerse mejores que las demás sólo por poseer lo que la sociedad cree que es belleza física, porque lo que es belleza interior, no saben ni lo que es.

Muchas gracias por leerme. Sentíos libres de comentar todo cuanto os venga en gana.

Sed felices!!!

4 comentarios:

  1. Y que razón llevas. Me da lastima que aún haya jóvenes que piensen que estar delgadas y ser guapas lo es todo en la vida. La belleza va mucho más que una cara bonita. La verdadera belleza se esconde en el interior de cada persona, en la sonrisa de un niño, en la mirada de un anciano. Y no te creas que se queda ahí la cosa, todo esto va a peor desde que comenzamos el siglo y ya llevamos unos añitos. Yo, personalmente, me avergüenzo de vivir en este tipo de sociedad en la que una talla 34-36 enamora más que un corazón XXL. Por suerte aún quedamos gente normal que con nuestras imperfecciones somos felices.

    Te dejo mi blog por si te apetece pasarte.

    Un saludo

    Lady Madrid

    ldmadrid.blogspot.com.es

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    1. Es muy fuerte el grado de inmadurez y superficialidad al que estamos llegando y, que cada vez, haya más jóvenes que piensen que lo importante es la fachada y lo demás son tonterías. Es algo preocupante y, espero que la sociedad se de cuenta y sepa como arreglarlo porque si no, no puedo ni imaginarme como estaremos dentro de 10 o 15 años. Miedo me da.

      Por cierto, muchas gracias por pasarte por el blog y comentar. Yo ya me he pasado por el tuyo y me ha gustado. No he podido leerlo todo, pero, en cuanto tenga más tiempo libre me pongo a leer todo lo que pueda. Por cierto, acabas de ganar una seguidora :)

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  2. Chapó! Totalmente de acuerdo con tu opinión! A mi la verdad es que la gente así de superficial me da bastante asco. Como bien dice el dicho "cada uno recoje lo que siembra" y esas que hoy van de guays insultando a los demás el día de mañana cuando acaben mal por un transtorno alimenticio, cuando descubran que nadie se enamora de ellas porque solo las buscan para una cosa (que no es precisamente jugar al ajedrez), que nadie las toma en serio porque están más solladas, sobadas y vacías que la gata de la esquina y que un cuerpo 10 no da la felicidad... entonces, solo entonces, cambiarán sus burlas y risas por lágrimas.

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  3. Es vergonzoso. Parece que, cuanto más avanzamos, más gilipollas se vuelve la sociedad. Y es preocupante que tantísimos adolescentes piensen así, porque este tipo de pensamiento es el que acaba conduciendo a burlas, marginación y acoso escolar. Muy indignante. Hay que buscar alguna solución pronot porque si no, esto se nos va aescapar de las manos si no lo ha hecho ya.

    Muchas gracias por pasarte y comentar! Siempre es un placer verte por aquí :D

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