Sólo se oían sus pasos y el tic tac del reloj.
Nunca le había gustado escuchar como se le escapaba el tiempo.
Andaba de un lado a otro de la habitación.
Hacía tres horas que debería haber llegado a casa.
Se asomó a la ventana.
Todo estaba oscuro.
De repente, sonó el teléfono.
En ese momento supo que no iba a volver.
Nunca le había gustado escuchar como se le escapaba el tiempo.
Andaba de un lado a otro de la habitación.
Hacía tres horas que debería haber llegado a casa.
Se asomó a la ventana.
Todo estaba oscuro.
De repente, sonó el teléfono.
En ese momento supo que no iba a volver.
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