sábado, 26 de abril de 2014

#MicroCuento 08

    Como todos sabéis, hoy es sábado de #microcuento pero, hoy, quería hacer algo diferente, algo especial.

    El otro día, mientras ponía un poco de orden a mis cosas, encontré un juego que me ha hecho pasar (y esperó que continúe haciéndolo) muy buenos ratos. Se trata del juego de mesa Dixit. Para aquellos que no lo conocen, se trata de un juego de mesa en que el objetivo principal es dejar volar la imaginación.

    Os cuento un poco como funciona el juego. Dixit es un juego de cartas con unas ilustraciones impresionantes. Se trata de un juego, como ya he dicho antes, en el que la imaginación es lo más importante. Cada jugador dispone de seis cartas. En cada ronda, un jugador debe elegir una de las suyas y acompañarla de una palabra, una frase e incluso, si tiene mucha imaginación, una pequeña historia sugerida por la ilustración de su carta. Después, la deja en el centro de la mesa boca abajo. Acto seguido, los demás jugadores deben elegir una de sus cartas que se asemeje o que les sugiera la palabra, frase o historia que ha contado su compañero. Se dejan las cartas escogidas encima de la original, boca abajo, y se mezclan todas. Después, se colocan en la mesa, ahora boca arriba, para que todos puedan verlas. El objetivo es adivinar la carta original. Los jugadores que la acierten avanzan una casilla en el tablero. Los que no, se quedan dónde estaban excepto, si algún jugador ha elegido su carta pensando que era la original.

    Hoy, quiero crear el #microcuento a partir de lo que me sugieran 6 cartas del juego. Las escogeré de manera aleatoria, pero seguiré el orden en el que las vaya cogiendo. Cada vez que tenga una carta, la miraré y empezaré a escribir una frase sin mirar la carta siguiente. Una vez haya escrito el #microcuento, haré una foto a las cartas, colocadas en el orden en que hayan aparecido y las adjuntaré al final de la entrada. A ver que va a pasar. ¡Que empiece el juego!




Bajó la cálida temperatura.
Pero el pequeños siguió haciendo pompas de jabón que se convertían en pequeños astros efímeros.
Ella, lo contemplaba desde el otro lado de la realidad.
De fondo, sólo podía escucharse el viejo crujir del gramófono mientras sonaban las últimas notas de esa hermosa melodía.
El final estaba cerca. ¿Qué habría al final de esas escaleras que se perdían entre las nubes? 
El destino.
Su destino.
Siempre pensó en la morbosa mente del ser que escribió su historia en ríos de tinta azul que corrían por sus venas.





Y hasta aquí el experimento de #microcuento de este sábado. Si queréis que haga más experimentos de estos, podéis decírmelo en los comentarios y, si no os ha gustado, también. Todas las críticas son bienvenidas.

Muchas gracias por leerme. Sentíos libres de comentar todo cuanto os venga en gana.

Sed felices!!!


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